Los dos trastornos mentales más comunes y
a los cuales estamos todos expuestos son la
Depresión y la Ansiedad. Sabemos que hay personas mas susceptibles que otras
a padecerlos, pero en cualquiera de los casos, lo que esté ocurriendo en el
entorno de la persona es el primer disparador para generar los síntomas de uno
o ambos trastornos.
Una pandemia es un entorno muy propio
para alterar la respuesta emocional en las personas y es precisamente sobre
esto a lo que me quiero referir en este compartir. Cómo y en qué medida estamos
expuestos a aumentar las probabilidades de caer en una depresión y/o ansiedad
ante la magnitud de alteración del entorno ante esta pandemia.
Es importante estar alertas y reconocer cuando
podemos estar presentando síntomas asociados a estos trastornos para actuar y
hacer los cambios que estén a nuestro alcance en aras de detenerlos y evitar
problemas mayores.
LA
DEPRESIÓN
En un estado
depresivo, la energía y entusiasmo por la vida disminuye y las emociones
predominantes son la tristeza, la apatía y la frustración, que se van a ver
reflejadas en pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de
autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta
de concentración.
El ser humano
por naturaleza es un ente de interacción social, de manera que el confinamiento
en la casa es una de las variables que más puede afectar el estado emocional,
dado que hay una disminución significativa de las actividades y rutinas
cotidianas, una baja estimulación sensorial y una disminución del contacto
social. Esto por supuesto puede ser más impactante en personas que viven solos
o que han sufrido trastornos previos que hayan podido golpear su autoestima.
Es importante
aclarar que la soledad por sí misma ya es un disparador de la depresión. Sin
embargo, vivir solo no es sinónimo de soledad, porque no es igual estar solo
que sentirse solo. El que vive solo pero mantiene una interacción social con
sus compañeros de trabajo, o el jubilado que vive solo pero participa en
diversas actividades donde se relaciona con otros y mantiene un sentimiento de
pertenencia, como son los voluntariados o grupos sociales organizados, si puede
ahora desarrollar un sentimiento de soledad que lo puede conducir a una depresión.
Otro factor que puede incidir en la aparición
de síntomas depresivos, es el hecho de ser inmigrante y tener la familia o
parte de ella en otros lugares o el país de origen y creer que ya no los pueda
volver a ver.
LA
ANSIEDAD Y EL ROL DE LA INCERTIDUMBRE
Por supuesto que sentirse nervioso o
ansioso ocasionalmente es parte de la cotidianidad de la vida, sin embargo
cuando este nerviosismo o ansiedad es recurrente es probable que estemos en
presencia de un problema de salud denominado trastorno de ansiedad.
A pesar que la incertidumbre es el rasgo más distintivo del entorno en el que
nos toca movernos, no pareciera que estamos preparados para vivir en ella. Por
el contrario, hemos sido educados para movernos en el mayor margen de certeza
posible aunque vivamos en una sociedad tan cambiante, en unas ciudades tan
congestionadas, en un día a día de dimes y diretes entre políticos, delincuencia
común, etc. Sin embargo, hay un elemento dentro de este caos de vida que suele
ser más generador de crisis de ansiedad, como es precisamente la incertidumbre que se manifiesta con facilidad,
cuando no sabemos de un ser querido, cuando esperamos una intervención
quirúrgica, cuando vemos amenazada la estabilidad laboral u otras, aun peores,
que suelen englobar muchas preocupaciones a la vez, como suele ser la Pandemia
que hoy vivimos a causa del Corona Virus (COVID-19).
Por supuesto que una Pandemia es algo
muy serio y preocupante. Sin embargo en esta oportunidad ésta nos viene
acompañada de una variable cuyo impacto tiene un efecto aun mayor generador de
ansiedad, como son las redes sociales,
que si bien, sería absurdo negar las ventajas de la tecnología comunicacional
moderna, en muchas personas se ha desarrollado un comportamiento obsesivo que
no las deja ni dormir, solo pendientes de conocer y actualizar su información, muchas
veces sin siquiera filtrar lo real de lo irreal o lo necesario de lo
innecesario de lo que reciben y retransmiten.
Esta zozobra, cargada de inseguridad,
estrés y miedos que van creciendo como una bola de nieve, puede terminar en un severo
trastorno de ansiedad.
LAS AMENAZAS Y EL MIEDO A LO QUE PUEDE VENIR
Claro que en una Pandemia las amenazas son reales y no por eso todas las personas van a padecer ansiedad, pero en algunas personas sus síntomas suelen aparecer y acrecentarse, ante la incertidumbre y el miedo exagerado y catastrófico de lo que la persona cree que puede suceder. Sin embargo, si me ocupo, en lugar de preocuparme, y tomo las medidas necesarias sugeridas por los expertos, reduzco las probabilidades de que ocurra lo que tanto temo.
Los
Pensamientos
La emoción predominante en los
trastornos de ansiedad entonces es el MIEDO. Y como toda emoción éste es el
resultado de lo que la persona piensa ante una situación determinada y NO la
situación en sí misma. De la misma manera funciona el miedo en las crisis de
ansiedad. Son los pensamientos de lo que la persona cree que puede ocurrir lo
que alimenta su ansiedad.
En estos momentos que atravesamos por una crisis real consecuencia de una Pandemia pueden aparecer pensamientos como: “voy a contraer el virus y voy a morir”, “si me contagio, no tendré quien me de ayuda”, “esto va a durar tanto que no tendremos que comer”, “perderé el trabajo y quedaré en la calle”,etc. Y no se trata de negar que esto pudiera ocurrir, se trata de pensar un poco distinto y considerar que en algún momento solo doy cabida a pensamientos catastróficos que me van a ir enfermando.
En estos momentos que atravesamos por una crisis real consecuencia de una Pandemia pueden aparecer pensamientos como: “voy a contraer el virus y voy a morir”, “si me contagio, no tendré quien me de ayuda”, “esto va a durar tanto que no tendremos que comer”, “perderé el trabajo y quedaré en la calle”,etc. Y no se trata de negar que esto pudiera ocurrir, se trata de pensar un poco distinto y considerar que en algún momento solo doy cabida a pensamientos catastróficos que me van a ir enfermando.
De manera que la ansiedad siempre va emparentada con la incertidumbre, y se alimentará por dos vías:
1.- Los pensamientos negativos de anticipación que alimentan la sensación de incertidumbre hacia lo que vendrá, potencian el miedo y la espiral ascendente de los síntomas.
2.- La respuesta fisiológica que a su vez genera más ansiedad
porque la persona crea nuevos temores asociados a los síntomas en sí mismos.
LA
ACCIÓN VERSUS LA INMOVILIZACIÓN
Más que una
lista de las cosas que debes hacer o no hacer, mi recomendación la resumo en
cuatro áreas fundamentales:
Auto observación: Estar alerta ante la
posible aparición de los síntomas mencionados y en nuestros cambios de humor y
estados emocionales.
Los pensamientos: Poder establecer la
diferencia entre los pensamientos racionales y las distorsiones en los mismos.
El manejo de la información: Poder ser
selectivo en la información que se escucha o se lee. El bombardeo de las redes
es aterrador y muy estresante. Considera qué te sirve y para qué?.
La acción: Mientras dure la crisis,
hay que mantener el contacto social aunque sea por teléfono o por el mejor
medio disponible. Seguir dando el cariño y atención a tu cuerpo (físico y
mental) y a tu apariencia, aunque no salgas de la casa.
Me inclino a
asumir que ya el mundo cambió y de aquí en adelante nos toca hacer las cosas
diferentes, pensar distinto y hacer los ajustes en nuestro estilo de vida.
Si podemos
hacer que suceda. H.Q.S.
Gerardo Velásquez