LAS FALSAS PROMESAS PARA EL AÑO NUEVO


LAS FALSAS PROMESAS PARA EL AÑO NUEVO
Una vez más nos preparamos para iniciar un nuevo año llenos de esperanzas y con el compromiso de llevar adelante unas cuantas promesas. ¿Pero realmente son compromisos esas promesas o sencillamente son palabras que se llevará el viento? ¿Volverán a ser solo palabras pronunciadas como una costumbre más de las actividades que culturalmente se incluyen en la celebración de la llegada de un nuevo año?
Es interesante hacer un alto para recapacitar sobre esas promesas que, en la mayoría de los casos solo en unos pocos días ya ni siquiera se recordarán, o peor aún en otros se convertirá en una nueva sensación de frustración de no lograr los objetivos o cambios propuestos.

Muchas veces se inician las acciones con mucha euforia, pero al pasar los días esa euforia empieza a ceder terreno para continuar en la misma “zona de costumbre”, con las mismas rutinas, los mismos proyectos congelados, la misma actitud y comportamiento ante familiares y amigos, etc.

Yo me atrevo a asegurar que por ser tales promesas parte de un ritual que acompaña la celebración, como el abrazo, el brindis, la ingesta de las uvas y otras costumbres de acuerdo a la tradición, no están acompañadas de la verdadera intención que requiere una decisión de cambio y por supuesto, no representan un compromiso real sino una parte más de la fiesta.

¿Porqué esperar para el año nuevo?
El solo hecho que tengamos que esperar un nuevo año para hacer cosas que bien pudiéramos iniciar en cualquier momento ya le resta seriedad y por ende da poca probabilidad a que se lleven a cabo tales promesas.
Prometemos buscar un nuevo empleo, cambiar el régimen alimenticio, comprar un carro nuevo, ir al gimnasio y hasta cambios de comportamiento con nuestros seres queridos como ser más tolerantes, ser mejores padres o hijos. Podemos imaginarnos qué tan seria puede ser una promesa por ejemplo de hacer una dieta, supuestamente pensando en un beneficio para mi salud, pero a la vez diciendo como es bastante común escuchar “déjame comer de todo porque el lunes empiezo una dieta”, esta promesa será tan seria como afirmar “ya que a partir del mes que viene empezaré a abrazar a mis hijos, por ahora puedo seguir ignorándolos o golpeándolos”. Aunque parezca absurdo, el mensaje que damos a nuestro inconsciente cuando postergamos cambios u objetivos es que tales cambios u objetivos no son verdaderamente importantes y por ende innecesarios.

Querer versus Tener o Necesitar
Nunca será igual llevar a cabo acciones pensando que tengo la obligación de hacerlo a cuando existe el interés y el deseo genuino de llevar a cabo tales acciones. En eso está en juego gran parte de los bloqueos que impiden que se hagan algunos cambios que conscientemente nos decimos que vamos a hacer. Como he mencionado en otras oportunidades, cuando acepto que siempre es mi elección hacer o no hacer, entonces será más congruente y por ende más factible que se puedan generar los cambios.
No es lo mismo decir “quiero mantener una buena figura y mejorar mi salud”, que “estoy muy gordo y tengo que rebajar”. No es lo mismo decir “me gusta vestir y comer bien y esto lo obtengo si mantengo un trabajo estable”, a decir que tengo que trabajar por el “bozal de arepa” que representa mi trabajo. Evidentemente la motivación será diferente y el resultado igualmente diferente.

Si revisamos la manera en que nos motivamos a hacer las cosas, vale la pena revisar el lenguaje que usamos. En la Programación Neurolingüística (PNL) estas formas se denominan Operadores Modales, asociados al “tengo”, “quiero”, “voy a” o “necesito” en los cuales se pueden observar importantes diferencias: “Tengo Que” está vinculado con el dolor, el esfuerzo, lo pesado, la obligación y la clásica tarea, resultando ser una forma muy pesada para motivarnos; “Voy A Hacerlo” es directo y te lleva a la acción sin muchos cuestionamientos. El inconsciente recibe una orden precisa sobre la acción o tarea a realizar; “Quiero Hacerlo” es mucho más efectivo ya que une la acción con el compromiso personal de tener la voluntad de hacer las cosas como una opción voluntaria y no obligada. Por último, “Necesito Hacerlo” es muy parecido al "Tengo Que" con una connotación de obligación a la tarea, aunque justificada y razonada en términos de nuestras necesidades conscientes.

Las interferencias y la formulación de los objetivos
Normalmente no realizamos o postergamos los cambios por diversos factores. Como cita Robert Diltz, la fórmula del cambio es muy sencilla, simplemente se trata de saber el estado donde estamos e identificar el estado ideal donde queremos estar. Sin embargo, aun con los recursos y la disponibilidad para llevar adelante el cambio, activamos interferencias o bloqueos que entorpecen el logro de los objetivos de cambio. Entre otras interferencias están las creencias, la flojera, el miedo al cambio, la inseguridad, falta de convencimiento, falta de compromiso o simplemente porque en el fondo es algo que no deseamos hacer pero no reconocemos.
Conociendo que existen tales interferencias y peor aún, que en gran medida son bloqueos inconscientes, podemos apoyarnos en la propuesta de la PNL para la formulación de objetivos, con una técnica sencilla guiada por simples preguntas que me permito extraer del “Cuestionario de la Buena Forma” presentado por Judith de Lozier y expuesto por Alexa Mohl en su libro “El Aprendiz de Brujo”:
Expresarlo en forma positiva: Implica lo que uno quiere hacer, no lo que no quiere hacer. ¿Qué es lo que específicamente quieres o deseas?. El cerebro no distingue de afirmaciones positivas o negativas. Decir "No quiero tener sobrepeso" es codificado solo con el término sobrepeso. En su lugar es ideal decir por ejemplo "Quiero estar delgada".
Demostrable en forma sensorial: Ver, escuchar y sentir como sería una vez alcanzado el objetivo. ¿Cómo te darías cuenta que lograste el objetivo? ¿Que verás, oirás, sentirás?. Muchas veces ni siquiera podemos darnos cuenta que estamos alcanzando el objetivo.
Especificado y contextualizado: Definir los contextos en los que se desea y en lo que no se desea. ¿Cuándo, dónde, con quién lo deseas? ¿Cuándo, dónde y con quién no?. Decir por ejemplo en cualquier momento o más adelante lo hago, es casi siempre seguro que ese momento no llegará.
Iniciado y mantenido por el propio sujeto: El logro del objetivo debe basarse en los propios recursos y no en los de otras personas. ¿Qué necesitas para lograrlo? ¿Qué te impediría lograrlo? ¿Depende de ti lograrlo?. Muchas de las promesas u objetivos están basadas más en deseos de que ocurran cosas que escapan a nuestra responsabilidad y posibilidad. No depende de mi que mi hijo sea médico, o que me den el ascenso al que estoy aspirando.
Chequeo ecológico: El objetivo debe ser coherente tanto con las creencias y otros objetivos de la persona, como con el medio inter-personal en que se desenvuelve. ¿En qué te beneficia si lo logras? ¿Qué podrías perder si lo logras? ¿Cómo afectará a tu entorno si lo logras? ¿Cómo afectará tu vida futura?. Muchas veces el logro de un objetivo puede convertirse en un problema mayor e inconscientemente desarrollaremos la interferencia para evitar ese problema. Por ejemplo, el temor a la reacción de un marido celoso al verse más delgada y atractiva. O tengo la creencia que cambiar de residencia o empleo me alejará de personas queridas.
Que valga el esfuerzo: Evaluar que la inversión afectiva y material justifique lo que se desea alcanzar. ¿Vale el esfuerzo que he de realizar? ¿Lo cambiaría por otro objetivo?. Muchas veces los objetivos o cambios planteados se hacen por la moda, la voluntad o deseos de otras personas, resultando por ende una gran carga emocional el camino hacia su logro.

LA CONGRUENCIA Y LA CONSTANCIA
En todo caso, se trate o no de un nuevo año, el secreto siempre estará en la congruencia total de lo que queremos ser y hacer en todos sus sentidos. Es estar convencidos que la vía más expedita de configurar nuestras vidas consiste en emprender la acción, para, como suelo repetir frecuentemente, HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN. Siempre existirán los temores al fracaso y el miedo al cambio. Sin embargo algunos pueden quedarse a esperar que los deseos se hagan realidad, mientras otros llevarán adelante las acciones necesarias para alcanzarlos. De cada uno dependerá el grupo al que queremos y elegimos pertenecer.

Gerardo J. Velásquez D.

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