LA ANOREXIA Y LA BULIMIA


DEL CULTO AL CUERPO A LA ENFERMEDAD

No hay duda que en nuestra sociedad lucir un cuerpo esbelto redunda en oportunidades que van desde las ventajas de la atracción física para la obtención y retención de una pareja, hasta las posibilidades de ser considerados para distintas actividades laborales, independientemente del trabajo en sí mismo que se esté solicitando. El mundo de la moda, así como el de la publicidad, se encargan de reforzar permanentemente esta realidad. De manera que es normal que muchos jóvenes y adultos se sientan inducidos a ser de una determinada manera y a tener una imagen estilizada. Lo importante pasa a ser la imagen de un cuerpo joven, perfecto, sano y sobre todo… delgado.
Aunque esto es importante tanto para hombres como para mujeres, la mujer le da mucho más importancia y en consecuencia está más propensa a convertir su deseo en una obsesión que puede desencadenar severas consecuencias negativas a su salud física y mental.

En esta oportunidad me quiero referir a dos importantes trastornos emocionales que hoy en día afectan a un importante número de jóvenes, más común en chicas adolescentes, quienes en ese exagerado intento de mantener y lucir un cuerpo delgado, terminan haciéndose daño a sí mismas, con consecuencias muy dañinas para su salud física. Me refiero a las enfermedades conocidas como ANOREXIA Y BULIMIA.

Emparentadas por las similitudes en sus orígenes y en los efectos que producen, la anorexia y la bulimia son dos de las enfermedades relacionadas con los trastornos en la alimentación más frecuentes y de resultados más terribles en nuestra sociedad.

¿EN QUÉ CONSISTEN ESTOS TRASTORNOS?

Ambas enfermedades tienen su esencia en un inmenso temor a la obesidad.

La anorexia destaca una exagerada pérdida voluntaria de peso. Existe una alteración grave de la percepción de la propia imagen, que lleva a la persona a verse y sentirse excedida de peso. Generalmente la pérdida de peso se consigue mediante una disminución importante de la ingesta de alimentos. Empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico y la mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos. Otros, además de la baja ingesta de alimentos, utilizan purgas, vómitos provocados o un ejercicio físico excesivo.

La bulimia por su parte se caracteriza por episodios de voracidad, donde se ingieren grandes cantidades de comida en un corto espacio de tiempo en forma de "atracones", a los que siguen siempre conductas tendentes a evitar el aumento de peso. Se producen desarreglos en la ingesta de alimentos con periodos de compulsión para comer, con otros de dietas abusivas, asociados a vómitos y a la ingesta de diversos medicamentos como laxantes y diuréticos.


LOS SÍNTOMAS CARACTERÍSTICOS

Algunos de los síntomas o signos que se pueden destacar en la anorexia son:
Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo normal para la edad y talla.
Miedo intenso al aumento de peso o a ser obeso incluso con peso inferior al normal.
Distorsión de la apreciación del peso, el tamaño o la forma del propio cuerpo.
En las mujeres. Ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos en el plazo previsto (amenorrea primaria o secundaria).
Ejercicio físico excesivo.
Incremento de las horas de estudios y disminución de las de sueño.
Pérdida de peso alarmante.

Los síntomas más corrientes de la bulimia incluyen:
Ansiedad o compulsión para comer
Vómitos autoprovocados
Abuso de medicamentos laxantes y diuréticos
Seguimiento de dietas diversas
Deshidratación
Menstruaciones irregulares
Peso normal o ligero sobrepeso
Aumento y bajadas de peso bruscas
Ciclos depresivos


EL PAPEL DE LA FAMILIA
A la Anorexia y a la Bulimia se llega siempre por el camino de las dietas. Es evidente que la presión social es muy grande, que donde quiera que estemos, es normal que surja el tema del "peso", de los "kilitos de más" o de "la dieta de moda". Que existen innumerables productos “milagrosos” para rebajar. En otras palabras existe una preocupación generalizada por la figura.

Cuando se trata de adolescentes, los padres suelen ver el problema como una situación circunstancial propia de la edad, con la esperanza que todo se revertirá con el paso del tiempo. Y sin querer, colaboran con el inicio del problema accediendo a peticiones de “comidas especiales” y con ciertas complacencias de alimentación. Sin embargo, no siempre sucede que las cosas cambian y se da entonces la formación de la enfermedad.

Lo que hace más difícil la situación es que normalmente el paciente suele defenderse y negar el comportamiento anoréxico o bulímico. De hecho tiende a rechazar que tiene problema alguno. Por eso es recomendable que padres y familiares estén atentos a ciertos comportamientos que suelen presentarse como indicadores posibles de estos trastornos.

Quienes padecen Anorexia no reconocen estar enfermos, tienen un miedo intenso a aumentar de peso y "se ven" gordos. Estas tres razones básicas se potencian y dan como resultado una obsesión por adelgazar que no tiene límites. En ellos se puede observar:
Falta conciencia de la enfermedad.
Miedo intenso a la obesidad.
Distorsión del esquema corporal (se ven gordos a pesar de tener bajo peso).
Rechazo a mantener el peso en nivel normal.
Cortan los alimentos en trozos pequeños.
Comen lentamente.
Mastican largo rato antes de tragar.
Prefieren pequeñas porciones.
Tiran, escupen o esconden la comida.
Cuentan compulsivamente las calorías.
Realizan híper actividad para bajar de peso.
Se aíslan socialmente.

Con respecto a la bulimia es aún más difícil detectarla ya que en la mayoría de los casos no existe un bajo peso significativo que nos llame la atención, como en el caso de la anorexia. Las acciones suelen ser "altamente secretas" de manera que no permiten percibir con facilidad una señal de alerta que nos indique una posible enfermedad. "El comer a escondidas" nos impide contactar un acto de voracidad. "El atracón" es una conducta que se practica en soledad. El abuso de laxantes o diuréticos también se oculta.
Por eso la observación de lo padres y familiares debe ser más aguda y estar atentos ante algunos aspectos que pueden ser reveladores de la existencia de la enfermedad:

· Conciencia de que el patrón alimentario es anormal.
· Sentimiento de no poder parar la ingesta.
· Oscilaciones significativas de peso.
· Deterioro de piezas dentarías en vomitadores.
· Tienen conductas compensatorias como: escupir, abuso de laxantes, abuso de líquidos para compensar el hambre o provocar el vómito.
· Ayuno.
· Cortan los alimentos en trozos grandes y comen rápidamente.
· Apenas mastican o tragan sin masticar.
· Prefieren grandes porciones.
· Engrosamiento glandular (parótida) en vomitadores.
· El carácter se vuelve irritable
· Se sienten culpables.
· Comen a escondidas.
· Obsesión por la silueta y el peso.
· Oscilan entre la euforia y la depresión.


PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
Las claves para prevenir estas enfermedades son:
Que la publicidad y el estereotipo que se nos propone no menoscabe la seguridad en nosotros mismos.
Consultar con un especialista antes de iniciar una dieta; sobre todo si se está en fase de crecimiento.
Acudir al médico en cuanto se empiece a detectar una pérdida desproporcionada de peso.
Comer sano y hacer ejercicio de forma adecuada.
Aprender a gustarte tal y como eres te ayudará a aceptar tu "peso natural".

En ambas enfermedades, la dificultad del tratamiento va a depender de las implicaciones individuales, familiares y sociales. De allí que lo ideal es la combinación de Psicoterapia individual, de grupo y/o familiar y una adecuada orientación nutricional por un profesional en la materia.

En lo que respecta al apoyo psicoterapéutico, me inclino por la utilización combinada de técnicas como la Neuroterapia y la psicoterapia apoyada en terapias breves como la Programación Neurolingüística y la Hipnosis.
En todo caso siempre se ha de buscar:
1.- El fortalecimiento de la personalidad, con énfasis en la definición de la identidad, ya que estas personas suelen asumir su cuerpo como su identidad, y no son capaces de entender que estar gorda o flaca es una conducta consecuencia de lo que comemos, del ejercicio que no hacemos o de un metabolismo alterado, pero de ninguna manera es lo que somos.
2.- La confianza en el entorno familiar, ya que la buena convivencia familiar dificulta la entrada a la Anorexia y a la Bulimia. La idea es que exista una forma sana de comunicarse, comprenderse y respetarse. Pero sobre todo, donde exista el elemento primordial que condiciona la calidad de vida como es el afecto, el cual es el alimento principal que posibilita el desarrollo armónico de toda persona.

Gerardo J. Velásquez D.