A través de la historia, la definición de “normalidad” siempre ha dado el mayor peso a las mediciones estadísticas. Por supuesto que cuando se trata de los seres humanos, esta regla no es distinta, de manera que existen y siempre han existido ciertos comportamientos de cómo la mayoría de las personas han de manifestar su forma de pensar y actuar, y alteraciones a esas expectativas de pensamiento y acción con mucha facilidad se han determinado y tratado como desviaciones delicadas que han llevado a la humanidad a calificar como enfermos, dementes y hasta brujos a personas que simplemente han sido distintos a la norma estadística.
Ser zurdo o zurda no ha escapado de esta situación, dado que estadísticamente las personas siniestras siempre han sido una gran minoría y por ende una violación a la “normalidad”, al extremo que en épocas de la edad media fueron perseguidas, castigadas y hasta quemadas en la época de la “Santa” Inquisición por ser considerados diabólicos o hijos del demonio, y hasta épocas mucho más recientes se les consideraba personas con cierta discapacidad o problemas que podían corregirse forzándolos desde niños a convertirse en diestros, utilizando cualquier tipo de estrategia desde amarrarles la mano zurda hasta castigarlos por utilizar dicha mano.
Si bien es cierto que, al igual que muchos otros paradigmas, con la experiencia y el aporte científico hoy en día se considera el ser zurdo como una característica de la persona y no un defecto a corregir, no es menos cierto y es muy fácil darse cuenta que el mundo en que vivimos está diseñado y hecho, por supuesto dado a que esa es la mayoría, para personas diestras. En consecuencia la minoría, en este caso los zurdos o siniestros, deben adaptarse a este diseño del mundo. De manera que aceptado o no, a diario el zurdo va desde pequeño enfrentando obstáculos que no se encuentran las personas diestras.
Es por ello que el niño zurdo puede ser catalogado como torpe, dado que por supuesto le resulta más difícil utilizar los instrumentos que han sido elaborados para los derechos, desde pasar por la incomodidad de adaptarse a un pupitre que para ellos está “al revés”, las tijeras, los instrumentos musicales y deportivos, hasta el pasamanos de una escalera. Al final, lógicamente se da la adaptación y sencillamente dejan de percibir tales experiencias como obstáculos.
El origen:
La lateralidad del cerebro: De acuerdo a los estudios científicos se ha determinado que el cerebro, que físicamente se encuentra dividido en dos hemisferios, distribuye lateralmente cruzado la cadena de redes neuronales que rigen todo el sistema nervioso periférico, que está distribuido a lo largo de todo el cuerpo. Es decir, las conexiones que se inician en un lado del cerebro se van a cruzar y distribuir en el otro lado del cuerpo humano. De manera que la utilización del lado derecho del cuerpo está regida por el hemisferio izquierdo del cerebro y la utilización del lado izquierdo del cuerpo está dirigido por el hemisferio derecho.
Por otro lado, a los hemisferios cerebrales se les atribuyen funciones específicas que determinan que el hemisferio izquierdo es el lógico, el que se encarga de la parte racional y normativa, el lenguaje, la escritura y el pensamiento analítico. Por su parte al hemisferio derecho se le atribuyen las funciones analógicas, donde se desarrolla la creatividad, las habilidades espaciales, la capacidad de síntesis y el talento artístico.
También las estadísticas demuestran que, probablemente la misma necesidad histórica y científica de buscar la racionalidad y lógica a todo cuanto enfrentamos en la vida, ha forzado a un mayor desarrollo y utilización del hemisferio izquierdo, y en consecuencia al ser éste el lado dominante la mayoría de órdenes están destinadas a la parte derecha del cuerpo. Ante este paradigma los zurdos vienen a ser una excepción, ya que en ellos es el hemisferio derecho el dominante, y por ende es su lado izquierdo el más desarrollado. Pero igualmente se entiende y las estadísticas de nuevo así lo determinan que entonces los zurdos tienen con mayor probabilidad muy buenas habilidades artísticas y creativas, y eso no significa que no posean las habilidades dirigidas por el hemisferio izquierdo sino que las anteriores les resultan más fáciles que a la mayoría de los diestros. Lo cierto es que ser zurdo o derecho no es una elección, es una característica de la persona que viene definida genéticamente a nivel cerebral.
Si esta explicación apoyada en la ciencia es válida, también es importante reconocer que los seres humanos somos seres que nos adaptamos con facilidad, y que gran parte del comportamiento lo desarrollamos por imitación y necesidad, de manera que el modelaje que recibe el niño ya va llevándolo a que desarrolle más las habilidades diestras que las siniestras, así como también algunos deciden por sí mismos, ante inconvenientes en la escuela o en el hogar, o por querer parecerse a la mayoría de sus condiscípulos reorganizar su actividad motora manual en el sentido inverso al suyo por naturaleza.
Ventaja o Desventaja:
Desde mi juicio, el proceso de adaptación conlleva a una necesidad de desarrollar habilidades adicionales a las que puede tener una persona diestra. Es difícil que un diestro utilice la mano zurda con la misma habilidad que el siniestro usa la mano derecha, ya que desde pequeños prácticamente se ven obligados a aprender a emplear la mano derecha casi tanto como su mano izquierda, por lo tanto se suele hacer natural trabajar con ambas manos. Esto puede resultar ser una ventaja en las actividades que requieren el uso del lado izquierdo, porque la mayoría de las personas derechas desarrollan menos las extremidades de esta parte de su cuerpo, por no sentir la necesidad de hacerlo.
Por otra parte, es también considerado y actualmente muy promovido que la estimulación de la utilización del hemisferio No Dominante, resulta ser un ejercicio que activa una mayor cantidad de redes neuronales que resulta altamente beneficioso para el funcionamiento del cerebro en todas sus dimensiones. De manera que, forzados o no y siguiendo con esta premisa, los zurdos deberían entonces estar aprovechando la utilización de las funciones cerebrales en mayor proporción que la mayoría de las personas diestras.
Sin embargo y a pesar de estas observaciones, es muy relativo determinar lo ventajoso o desventajoso de tal característica. Habrá los que se inclinen por destacar las ventajas y los que se inclinen por hacer énfasis en las desventajas. En todo caso ya es bastante con que hoy en día se haya venido cambiando el paradigma y la consecuencia del mismo de tratar de forzar a un niño a ir contra la naturalidad de su tendencia de lateralidad.
El respeto a la condición de zurdo:
A pesar que los estudios demuestran que cada vez es más aceptado como natural que un niño traiga su tendencia a la utilización predominante de su mano izquierda, el diseño de los objetos y el sistema educativo muchas veces parecen decir lo contrario, y por las distintas razones expuestas aún siguen existiendo personas, que desde luego con la mejor intención, tratan de dirigir en el pequeño la orientación muchas veces forzada a que dejen de usar predominantemente la mano zurda para que se metan en los parámetros “normales” de comportamiento con el respectivo predomino del uso de su mano derecha, lo que lejos de ser beneficioso puede ser totalmente contraproducente en el sano desarrollo emocional del niño, dejando secuelas que en ocasiones pasa hasta a la generación de traumas emocionales que incluso los pueden seguir afectando en su vida adulta.
Aunque desde los primeros meses se puede intuir la tendencia de lateralidad predominante, es entre los 5 y 7 años cuando se puede precisar que el niño en definitiva será zurdo o derecho. En todo caso, lo recomendable es dejarlo ser, darle la ayuda que necesite en el desarrollo de sus habilidades naturales independientemente de la mano que esté utilizando para aprender tales habilidades, bien sea la utilización de instrumentos de comida, el amarrarse los cordones de los zapatos, etc. Siempre buscando que desarrolle la destreza necesaria en consonancia con un adecuado desarrollo de su aprendizaje sin tratar de imponer el uso obligado de la otra mano.
Lo ideal sería, aunque esto no siempre va a depender de los padres o docentes, que una vez determinado el predominio del uso de la mano zurda, se considere y actúe asumiendo tal característica como algo normal en el niño y actuar con él siempre considerando su mano izquierda como su mano hábil, como por ejemplo entregando los objetos en esa mano o ayudándolo a escribir con esa mano. Siempre con el objetivo de no desarrollar diestros obligados con riesgos de convertirlos en sujetos fracasados o emocionalmente limitados.
Algunos mitos:
El ser diestro o siniestro incide en que unos sean más inteligentes que los otros: Definitivamente, aunque los zurdos puedan tender a ser más creativos y tener más imaginación y capacidad de relación, no significa que sean menos hábiles para las actividades lógico intelectuales.
Hay que educar a los zurdos para que aprendan a usar la mano derecha: Como hemos visto, la capacidad para usar la mano izquierda proviene de una preponderancia del hemisferio derecho del cerebro y obligarles a usar la derecha es hacerles ir en contra de su naturaleza. En todo caso sería igual pensar que a los derechos hay que enseñarles a usar la mano zurda.
El proceso de adaptación al mundo de los derechos es traumático para los zurdos: Como igualmente se ha expuesto, los seres humanos tenemos una habilidad innata de adaptación y aunque algunos pueden ser más sensibles, no representa ningún problema existencial tal adaptación, al contrario sí puede resultar traumático la obligatoriedad a cambiar su condición natural de ser zurdos.
El uso de ambas manos es positivo para su integración en el entorno: La integración se dará en forma natural en los zurdos al igual que en los derechos. De hecho algunos especialistas concuerdan que aunque la estimulación de ambos hemisferios es importante, en el proceso de aprendizaje es más importante que el niño tenga un punto claro de referencia que distinga a la perfección la derecha de la izquierda.
Lo más importante es que, a estas alturas del avance científico y tecnológico, de los constantes cambios de paradigma, de la construcción de nuevas creencias que han echado por tierra posiciones enmarcadas entre las grandes “verdades” de la vida, hay que no sólo reconocer que la lateralidad que determina la preponderancia del uso de una u otra mano no es un defecto de la minoría, sino sencillamente una característica y pasar de esa aceptación a la acción, desarrollando cada vez mas alternativas, sobre todo en los niveles primarios de la educación, para que se hagan más equitativos los procesos educativos en los niños siniestros.
Gerardo J. Velásquez D.
Este artículo me ha parecido muy importante para aclarar aspectos relacionados con la lateralidad y el uso de uno de los dos lados en forma predominante; hace ya algunos años a los zurdos, como se comento en el escrito, se nos obligaba a utilizar la derecha por ejemplo para escribir, amarrandonos la izquierda con el cinturon del delantal como me paso a mi; luego como estudiante y practicante de la docencia en pleno escrito en el tableto cambie en ese entonces la tiza a la mano izquierda sin ser consciente de ello por lo cual la docente consejera me recomendo utilizar la izquierda desde el comienzo de la clase y para no confundir a los niños que eran del curso primero. Desde entonces empece a escribir con la izquierda en el tablero y con la derecha en los cuadernos, pero las demàs actividades son prioritarias en su desarrollo con la izquierda.
ResponderEliminarAtt.
gevi19ar@yahoo.es
COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente.
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años